Malas condiciones atmosféricas aumentarían propagación de Covid-19

Santiago/Notimex. Científicos chilenos han advertido que la temporada invernal y el uso de la leña como fuente de calefacción podrían elevar la contaminación del aire y con ello disparar el número de casos por COVID-19.

De acuerdo con estudios internacionales, la contaminación es un de los factores que agrava la propagación del COVID-19 y aumenta la mortalidad en pacientes diagnosticados con el virus.

Este panorama se agrava en Chile, que cuenta con al menos siete ciudades en el listado de las más contaminadas de América Latina, y donde cada año cerca de 4 mil personas mueren debido a la exposición a la contaminación del aire.

El director del Centro de Tecnologías Ambientales (CETAM) y académico de la Universidad Técnica Federico Santa María (USM), Francisco Cereceda, indicó —siguiendo esta lógica- que el COVID-19 encontraría un ambiente más propicio para prolongar su vida media y su propagación.

Asimismo, añadió, debido al aislamiento social las personas pasarían más tiempo en lugares cerrados con mala ventilación y necesidades mayores de calefacción, cuyos equipos en la zona centro-sur de Chile no son los más adecuados.

Además, el experto en química atmosférica afirmó que debido al evidente problema económico, los ciudadanos optarán por el uso de combustibles más baratos como el kerosene y la leña, que generan abundancia de material particulado y otros contaminantes tóxicos.

Esto, dijo, coloca a Chile frente a un «cóctel explosivo”, que podría favorecer la duración e ingreso del virus al organismo, generando un escenario más negativo que el que se ha dimensionado, sobre todo si el punto máximo de la curva coincide con los problemas de contaminación del aire en los próximos meses.

«Esto adquiere una relevancia mayor en las ciudades del sur de Chile, donde la mala combustión de leña es ya un problema endémico y en donde hay una serie de planes de descontaminación en curso, los cuales muy probablemente el Gobierno deberá acelerar para intentar minimizar los efectos antes mencionados», precisó.

Por su parte, el académico de la Universidad de Santiago de Chile (USACH), Luis Alonso Díaz, detalló que las partículas atmosféricas podrían funcionar como un vehículo portador para muchos contaminantes químicos y biológicos, incluidos los virus.

«Además de ser un portador, el material particulado atmosférico constituye un sustrato que puede permitir que el virus permanezca en el aire en condiciones vitales durante cierto tiempo, en el orden de horas a días”, expresó.

Lo anterior, explicó, debido a que la tasa de inactivación de virus en partículas atmosféricas, depende de condiciones ambientales como un aumento de las temperaturas y la radiación solar que favorece esa tasa de inactivación.

Sin embargo, señaló, una alta humedad relativa puede favorecer una tasa de difusión del virus más alta.

Para combatir esta situación, los científicos junto a sus respectivos equipos de investigadores, están coordinando la realización de una campaña de monitoreo que recolectará muestras de aerosoles atmosféricos del aire de ciudades como Santiago o Temuco a fin de estudiar sus componentes.

«El COVID-19 tiene un diámetro bastante grande, del orden de 0,12-0,16 µm, por lo cual puede quedar atrapado dentro del PM2.5. La idea es poder analizar la comunidad microbiana y analizar las correlaciones que pudieran existir entre la presencia de este y los contaminantes atmosféricos”, sostuvo.

Los especialistas coincidieron en que los resultados de este monitoreo podrían ser de gran utilidad en plataformas avanzadas de modelación de la calidad del aire para generar información que derive en una mejor toma de decisiones y de políticas públicas por parte de las autoridades en materias de salud y medio ambiente.

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