De esta forma, Madre ayudo a su hija con el Regreso a Clases a distancia
Isabel Ortega. Xalapa. María Morales decidió acondicionar un cuarto de su casa como un salón de clases, el espacio se llenó de colores, figuras, números y letras. Los juguetes y dos pequeños escritorios, así como una computadora, son los compañeros de aula de su hija de tres años.
La intención de la mamá es que la pequeña, que inició el primer año de preescolar, se acostumbre y aprenda la rutina escolar que, antes de la pandemia, debían pasar cientos de niños al iniciar clases de preescolar.
De esa manera, cuando el semáforo epidemiológico pase a verde y los más de 2 millones de alumnos en Veracruz regresen a las aulas, la pequeña no extrañará el ambiente familiar.
Al cerrar la primera semana del nuevo ciclo escolar su hija, cuenta María, se está habituando a despertar temprano, arreglarse y desayunar antes de tomar su clase a distancia.
Y es que con la pandemia el lazo familiar se reforzó. La pequeña de tres años ha generado una relación muy cercana con su mamá que antes pasaba la mayor parte de su día trabajando. A María le preocupa que cuando la menor tenga que asistir a la escuela pueda resentir la llegada a un espacio que no conocía.
“Ella está empezando a tomar la rutina de bajar al salón de clases, y aunque no son del diario, porque la clase es lunes, miércoles y viernes, tiene actividades toda la semana, y ya está aprendiendo qué debe hacer”.
La menor está en el proceso de adaptación a tener que despertar antes de las 9 de la mañana, cumplir con una rutina de higiene personal, portar uniforme, y desayunar antes de sentarse frente a la computadora.
María considera que es importante que su hija se familiarice con los maestros del kínder y sus compañeros, así, cuando tenga que salir del aislamiento social no se va a sentir ajena al ambiente del aula.
Para acondicionar el lugar la mamá gastó poco más de 3 mil 500 pesos. La inversión incluye la lista de útiles escolares, el uniforme escolar -que, si bien no era obligatorio, le permitirá habituarse-, figuras de fomy así como láminas de números y letras, que le dan vida al “salón de primer año de kínder”.