Hijos, los más afectados por separación de padres

Ciudad de México. Alteraciones en la conducta, en la manera de relacionarse con los demás o en el rendimiento escolar, son los principales cambios que pueden percibirse en los niños cuando sus padres atraviesan por un proceso de separación complicado o violento y más aún, cuando ellos mismos se convierten en víctimas del denominado delito de sustracción de menores.

Según explica la Maestra en Neuropsicología, Delia Álvarez Ponce de León, los primeros en percibir estas afectaciones son sus maestros, dado que los cambios de actitud se tornan evidentes: los niños más tímidos se vuelven agresivos y los que solían tener un carácter extrovertido, tienden a ser más reservados.

El problema se agrava todavía más, cuando dentro de su conflicto, los padres buscan que los hijos tomen partido y se inclinen por alguno de los dos, en muchas ocasiones, mediante un tipo de violencia psicológica denominado alienación parental.

De manera sistémica, continua y consciente, uno de los padres envenena la mente del niño con cosas negativas del otro, explica a Oro Noticias la especialista, sobre este mecanismo que, por cierto, puede tener repercusiones legales.

Una de las consecuencias en el plano psicológico es que los menores empiezan a decantarse por alguno de los padres. En el caso de los mayores, la preferencia suele ser por el más fuerte o el más poderoso económicamente, mientras que los más pequeños se inclinan, por lo regular, hacia el lado del padre más débil, lo que eventualmente deriva en una fractura entre los hermanos.

Además, refiere Álvarez Ponce de León, los niños que han sido víctimas de esta violencia, verán los efectos reflejados también en su vida adulta, normalizando las circunstancias que vivieron en la infancia y por consecuencia, desarrollando conductas similares como denigrar, juzgar o maltratar a la pareja.

Es por ello que la primera recomendación es acudir oportunamente con un psicólogo infantil que pueda acompañar a los niños de forma preventiva durante un proceso de separación, pero cobra aún más importancia que, cuando los menores han afrontado problemas de sustracción, puedan recibir atención psicológica.

El proceso, es largo y muchas veces complejo, sobre todo cuando hay alienación de por medio, ya que el terapeuta ha de esforzarse en lograr que el niño recupere la objetividad con respecto al padre desacreditado –haciéndole reconocer sus cualidades y virtudes- en un ambiente neutro que les permita, tanto a los menores como a los padres, comprender sus circunstancias, aceptarlas y poner freno a las conductas alienantes, el rencor y la violencia tanto física como psicológica.

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