Entusiasmo en la cuarentena por medio de la poesía

México/Notimex. Rodolfo Serrano (Villamanta,  1947) es un periodista español que ha dedicado gran parte de sus letras a la poesía, de ahí es donde ha logrado desarrollar una sensibilidad que le ha permitido sobrellevar momentos delicados como la actual contingencia. Desde su casa en Madrid, conversó con Notimex y nos compartió que ha pasado el tiempo “con calma y tranquilidad; leyendo, viendo películas y hablando con mis hijos y nietos”. 

El excolaborador del diario El País opina que la poesía es una forma de suavizar el sufrimiento; aplaude que hoy en día se puedan leer muchos poemas en las redes, “hay de todo: buenos, malos y regulares”; pero asegura que siempre anima a la gente a escribir porque “todo cumple una función”, en este caso, “hacer el encierro más soportable”.

Espera que esta experiencia permita desarrollar una sensibilidad distinta, descubrir el valor de “las pequeñas cosas que antes no merecían nuestra atención y que ahora consideramos importantísimas” como conversar con un amigo, mirar la calle, releer un libro o escuchar una canción.

Sentirse acompañado tanto por sus amigos como por su familia es el factor que le ha permitido a Serrano mantener el buen ánimo durante el distanciamiento social. Otro factor importante es que, aun en un panorama de encono, odio y maldad que prevalece en redes sociales, “hay gente que ha puesto su corazón para ayudar a los demás”.

Menciona que uno de sus hijos es médico y junto a su respectiva mujer “están dándolo todo para atender a los pacientes”, asegura que eso es algo que le da esperanza pues “vencen ese odio de las redes con su ejemplo”.

En esta época de confinamiento, Serrano ha aprovechado el tiempo para releer Moby Dick, “recordaba poco más que la historia principal y estoy descubriendo reflexiones, historias paralelas”. También se ha acercado a Ramón María del Valle-Inclán, “siempre es un placer; lo releo al azar, casi a salto de página”. Como buen poeta se acerca a la obra de nuevos escritores, “poesía de mis amigos”, como Ana Montojo, Rafa Mora, Karmelo C. Iribarren “y a tantos poetas que están escribiendo la nueva poesía”.

La poesía en las pequeñas editoriales

Serrano considera que la poesía puede servir en situaciones adversas y dolorosas, tanto en el ámbito privado como público. “Es un refugio personal en un desengaño amoroso, por ejemplo” e incluso también puede ser refugio cuando una sociedad sufre “el terrorismo, el narco o una pandemia” como la actual.

Por otro lado, reconoce que la poesía también puede confrontar cuando se trata de encarar “la injusticia y al poderoso”. El autor del libro La blancura de la ballena (2010), se remite al poeta Gabriel Celaya, específicamente a su escrito «La poesía es un arma cargada de futuro» y cita: «Maldigo la poesía de quien no toma partido hasta mancharse».

En un mundo literario donde las pequeñas editoriales navegan a contracorriente ante los enormes sellos consolidados, Serrano fue testigo de un fenómeno particular en el ámbito de la poesía. “Cuando se puso de moda la poesía, fue fundamentalmente a través de una pequeña editorial que creyó en la gente joven y apostó por ella, se llamaba Frida”.

Después varios años retirado del periodismo, Serrano considera que “posiblemente nunca dejas de ser periodista”. Aun a la distancia del tiempo, siempre permanece esa curiosidad, “ese deseo de contar las cosas, de denunciar los abusos que ves en la sociedad”. Lo que más extraña del oficio es la sensación que percibía cada noche, “cuando recogía el periódico de la rotativa y me iba a casa”; permanece en su memoria “esa idea de que mis artículos servían para algo, para ayudar a la gente”.

Es por esa razón que el escritor considera el periodismo un oficio de fracasados, porque todos los días el periodista “intenta cambiar el mundo, informar a los lectores, hacer un mundo mejor”; pero cada día descubre que sus intentos han sido vanos, “el mundo sigue siendo difícil e injusto”; pero reconoce que “lo hermoso de este oficio es que el periodista sigue intentándolo”.

Periodistas que son malas personas

Igual que en el confinamiento, el escritor mantiene el optimismo respecto al futuro del periodismo porque “es uno de los guardianes de los grandes valores del ser humano”. Asegura que el oficio no morirá mientras haya alguien que tenga curiosidad, vaya a los hechos y los cuente, “eso es el periodismo: ir, ver y contarlo; y eso existirá siempre”. Aun cuando las empresas periodísticas sean parte de un conglomerado económico con intereses distintos a la información, “se está trabajando en un periodismo en línea que, con menor coste, permite el acceso de profesionales que crean sus propias empresas. Tengamos fe”.

El problema no viene a ser simplemente el futuro del periodismo, sino la actualidad de los periodistas. Serrano estima imposible la existencia de la objetividad en un periodista, “quieras o no, estás introduciendo en los hechos tu propia visión; no existe la objetividad absoluta”. Lo que sí existe es la honestidad, “buscando la verdad, siendo una buena persona”. Se remite a Ryszard Kapu?ci?ski, quien decía que para ser un buen periodista había que ser una buena persona, “ojalá sea así; pero hay cada vez más periodistas que son malas personas”.

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